martes, 24 de febrero de 2015

El valor del CUIDADO en educación, ¿quién cuida de los hijos?

Hace unos días pude ver el documental “La educación prohibida”, reflexiona sobre la forma de aprender de los niños, sin llegar a profundizar en metodologías pedagógicas, contiene multitud de mensajes para repensar la educación, fundamentalmente la escolar.  Me impactó uno especialmente, para “educar hemos de cuidar”.

Y efectivamente si revisamos el significado de cuidar, tiene que ver con poner atención y diligencia, ocuparse de que esa persona se encuentre bien, estando alerta a sus necesidades y proporcionándole lo necesario, evitando peligros y accidentes.


Cuidar sería atender regularmente las necesidades básicas del niño, y favorecer progresivamente su propia autonomía en su satisfacción. Tienen que ver con la alimentación saludable, aseo y vestido, sueño, comunicación y socialización,  de protección y seguridad.  También tiene que ver atender y respetar las emociones del niño, conteniéndole, consolándole, o simplemente acompañándole. Y por supuesto el niño necesita que espacios de juego seguro para jugar, a veces libremente, otras veces necesitará que seamos su "avecrém" enriqueciendo las experiencias.


Y cuidando a nuestros hijos, y favoreciendo su bienestar, estamos contribuyendo a su óptimo desarrollo, y ¿qué es educar si no?  

Cuidar es el andamiaje de la educación, si no respetamos las necesidades de los niños, si no estamos atentos a su maduración, si no observamos y aprendemos de nuestros niños, no podemos aspirar a educar, como mucho adiestraremos.

Por otra parte el rol de cuidador, tiene nombre femenino. Los cambios sociales han sido vertiginosos, y evidentemente hay algunos desajustes. Hace apenas 20 o 30 la mujer cuidaba de la familia: hijos, marido, abuelos… Hoy, la mujer ha salido fuera de casa, y se ha incorporado al mercado laboral, PERO el hombre no está entrando en casa igual de rápido:
  • Las mujeres dedican 4 horas y 29 minutos al trabajo doméstico (actividades de mantenimiento del hogar) frente a 2 horas y 32 minutos que dedican los hombres. Además las mujeres dedican 2 horas y 22 minutos al cuidado de hijos/as frente a 1 hora y 46 minutos los hombres. (Fte. Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades)
Cuidar es una carga, y un gran sumidero de tiempo, pero sin duda es una tarea que aporta grandes satisfacciones, cargada de grandes-pequeños momentos por los que merecen la pena el esfuerzo y la dedicación. En esta tarea es donde el afecto, la presencia total “en cuerpo y alma” y la ilusión cobran su más genuino valor.

Necesitamos que más hombres se acerquen a esta maravillosa tarea, es necesario que los padres compartan con las madres esta tarea, que compartan el esfuerzo, pero también las alegrías, el orgullo y las ilusiones. 


viernes, 6 de febrero de 2015

Lo que necesitan las familias I

¿Qué es lo que necesitan las familias para criar a sus hijos? ¿Qué le diríamos a una familia que acaba de tener su primer hijo? En esta infografía podréis ver los aspectos  claves que han de cuidar las familias para desarrollar satisfactoriamente su papel de padres. 

Da igual el tipo de familia que seamos, ni el número de miembros de que se componga, el género y/o orientación sexual. Lo importante es que somos un equipo, que nuestra familia es única, y es el lugar donde nos sentimos apoyados, respetados y queridos. El vínculo del amor es la chispa que hace que el motor de la vida empiece a funcionar, por el que empezamos a cooperar, sin el que no es posible que las personas se puedan desarrollar.

Entendemos a nuestro hijo, qué necesidades tienen y qué características tienen la etapa evolutiva por la que están pasando. Hay niños hipersensibles, otros muy miedosos, los hay que nunca tienen miedo, … O momentos del desarrollo especialmente conflictivos, la época de las rabietas, de los deberes, la temida adolescencia… Saber cómo son y por qué están pasando nos ayudará a interpretar su comportamiento y ajustar nuestras expectativas.

Tranquilidad y serenidad, para afrontar las dificultades del día a día. Hemos de acudir más a menudo a nuestro propio sentido común, y esto no es posible sin un mínimo de sosiego. Cada uno tendrá su receta, meditación, relajación, contar  antes de soltar un alarido… Estaría bien poder elegir las batallas en las que realmente merece la pena invertir nuestros esfuerzos.

No somos perfectos, ni hemos de pretender la perfección, ni en nosotros ni en nuestros hijos. Estar seguros de que nos equivocáremos, reconocerlo es el sólo el principio. A veces necesitaremos del diálogo y la reflexión para darnos cuenta, bien con otros adultos, o a menudo será nuestro hijo el que nos dé las pistas.  Seremos un buen ejemplo, si asumimos nuestro error, rectificamos/reparamos y por supuesto pedimos perdón.

Tener claro nuestra misión: qué valores son importantes para nuestra familia y que normas son inquebrantables, cuál es nuestro papel para con nuestros hijos. Proteger, cuidar, educar, socializar, incluir, orientar, guiar, acompañar, jugar, aceptar con incondicionalidad, calmar, acariciar, besar, querer, amar.

OCIO disfrutado y compartido. Probablemente los momentos en los que disfrutamos con nuestro hijo sean de gran valor en su educación, porque son momentos en los que verdaderamente nuestros hijos sienten que estamos presentes, que entendemos su propio lenguaje, el del juego, que sus emociones y las nuestras propias se sincronizan. Seguramente nuestro potencial educador esté en su cúspide, porque sea cuando más posibilidades tengan nuestros hijos, de escucharnos, de vernos, de oírnos y de sentirnos, precisamente por este sincronismo. Es importante la calidad del tiempo en que nos dedicamos a nuestros hijos, pero también es cuestión de cantidad, o más bien de regularidad.

Relacionarnos con otras familias que tengan hijos con edades próximas a las nuestras, con los que nuestros hijos puedan compartir ratos de juego, y con los que los padres podamos tener momentos de encuentro en los que compartir inquietudes, preocupaciones, y sobre todo momentos de relax, en los que reírnos y disfrutemos de compañía adulta. A la vez nuestros hijos disfrutarán también.


Buscar ayuda cuando la necesitamos y saber que necesitamos ayuda. A veces una simple conversación con una persona ajena a nuestro problema o conflicto, facilita nuevas claves para la reinterpretación, salvemos el bloqueo. A menudo esto empieza a ser el principio del fin. Puede ser ayuda profesional, si lo consideramos adecuado, o alguien en quien tengamos la confianza, que nos pueda mostrar su apoyo,.. familia y amistad. 

¿Qué más creéis que necesitan los padres tener presente para criar a su hijos?