viernes, 6 de marzo de 2015

Contemplando a mujeres emprendedoras...

Esta semana he tenido la oportunidad de compartir una mañana con mujeres, en la Madrid Woman's Week. Mujeres a las que la maternidad les enfrenta con el mundo laboral, o ¿era al revés? Un lugar común para tantas mujeres, especialmente ahora en tiempos de crisis.

   Mujeres que  a las que le “acaban” precipitadamente sus contratos por su futura maternidad.

   Mujeres que se enfrentan al dolor de dejar a su bebé durante largas jornadas al cuidado de otros que tienen que atender a otros siete bebés más.

   Mujeres que son presionadas, ninguneadas,  cuanto menos por reducir su jornada  laboral.

   Mujeres que son despedidas de sus trabajos tras la baja maternal.
   
   Mujeres que se rebelan, y denuncian de una u otra forma la injusticia.

   Mujeres a las que su maternidad hace que tiemblen los cimientos sobre los que construían sus proyectos. No se permiten el conformismo, la desidia o el abandono. Desean aprender, construir algo, contribuir a cambios sociales y personales.

Estas mujeres se reinventan, crecen, plantan cara a la adversidad y emprenden… Inician un camino muy duro, en el que no escatimarán sudor y lágrimas. Donde no existe la suerte sino esfuerzo, dedicación y tenacidad; y el éxito no está asegurado, está en el camino emprendido.

La autodisciplina es su valor,  porque ya lo dijo  la madre Teresa de Calcuta, “La disciplina es el mejor amigo del hombre, porque le lleva a realizar los anhelos más profundos de su corazón”. La disciplina es la mejor amiga de la mujer, siempre lo ha sido.

Porque ELLAS se empiezan a conocer, a aprovechar el impulso de la ilusión para contemplarse a sí mismas, y se descubren capaces, fuertes, poderosas. Estoy rodeada de ellas, amigas, compañeras, vecinas, conocidas, mujeres que muestran como en un espejo aquello que las que las miramos podemos llegar a desear, a decidir, a ser.
   

YO las contemplo, las admiro,  siento ilusión por sus proyectos, alegría por sus éxitos y confío en su capacidad para salir fortalecidas de la adversidad. Y contemplándolas, reflexiono y medito sobre mí, sobre mi  propia sombra.  Me miro en ellas como en un espejo, me inspiran para seguir mi propio camino.

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